viernes, 1 de marzo de 2013

6. Son sus kioscos de flores




Hace siete año pisé Buenos Aires por primera vez. El país estaba en el segundo año de corralito y las calles eran un muestrario de negocios cerrados, socavones en el piso, coches destartalados, gente durmiendo en las esquinas y cartoneros recogiendo desperdicios de las calles. Nada de eso pudo borrar el encanto del lugar. Volví a España enamorado de Buenos Aires y de Argentina en general. Acabo de volver de una segunda visita y mis impresiones sobre el lugar han cambiado: ahora son mejores.