En la tarde del sábado estaba en mi casa de la Boca con un director de cine italiano y un travesti de profesión relojero que canta lírico ensayando un tango que me encargaron componer para un cortometraje en el que actuaré de guitarrista y haré de sonidista mientras pensaba en la manera ideal de ponerlo por escrito. Me pareció demasiado complicado y desistí.